Las emociones nos mueven y nos impulsan. Una mente demasiado presente, acelera nuestro motor, incluso a veces, nos paraliza.
Ambas son importantes, con la diferencia que su “combustible – estimulante” nos dirige en diferentes direcciones.
En ocasiones no sabemos en qué “vehículo montarnos o vamos montados” y eso crea controversia, sería ideal poder acompañarte en diferenciar qué tenemos que entender desde la mente, como hábitos, patrones, creencias, diálogos internos y darles marcha a nuestro favor, teniendo en cuenta que actúa en simbiosis con nuestras emociones y como estas nos hacen sentir, y este aspecto es muy amplio, si consideramos que tal y como pensamos se pueden generar emociones de soledad, plenitud, alegría, tristeza, ira, libertad, justicia, aceptación, orgullo, humildad, apego, armonía, templanza, melancolía, desmotivación, angustia, confianza y muchísimas más que quizás alguna vez han viajado en tu sentir tomando las riendas de tu estado de ánimo y tu actitud ante alguna circunstancia o ante la vida
Desde la terapia con Kinesiología, el cuerpo nos ayudará a saber que rige en ti, y que es lo que necesitas para tu bienestar, así poder acompañarte a conseguirlo aplicando una amplitud de recursos.